Lengua materna y alfabetización académica en estudiantes de Medicina
Con los ajustes realizados a la malla curricular para adecuarse al modelo formativo de la Universidad de Valparaíso, este año se sumó la asignatura sello Lengua Materna al plan de estudios de Medicina.
Tanto en la sede de Casa Central (Reñaca) como en la de San Felipe, la asignatura se dicta en forma obligatoria durante el primer semestre de primer año, conforme a las competencias genéricas del perfil de egreso de la carrera. Se trata de un ramo que busca mejorar las habilidades comunicativas orales y escritas, así como la comprensión lectora del estudiantado. La asignatura es impartida en ambas sedes por académicas integrantes de la Oficina de Educación Médica.
Francisca Babarovich, docente en Casa Central, detalla que se emplea una metodología teórico-práctica enfocada al desarrollo de habilidades para que sean pertinentes al contexto, con el fin de facilitar su desarrollo como estudiante y luego como profesional.
“La idea es que en el primer módulo ellos puedan tener una buena comprensión lectora, que puedan interpretar, hacer inferencias y análisis de los mismos textos que les dan las otras asignaturas. En tanto, la producción de textos conlleva adquirir mayor vocabulario, entre otros”, sostiene.
“En la expresión oral se busca que pierdan un poco el miedo de salir adelante y comunicar con respeto lo que piensan, sienten o les interesa. Trabajamos lo kinestésico, lo proxémico, la conciencia corporal y la conexión visual con el público, a través de distintas estrategias”, comenta.
Una nueva cultura letrada
Carmen Gloria Núñez, docente de Lengua Materna en Casa Central, precisa que la asignatura pretende una alfabetización académica, ya que las y los estudiantes se incorporan a una nueva cultura letrada. “Este curso se dicta en el primer año de la Universidad porque los estudiantes, cuando se incorporan a una determinada disciplina, empiezan a conocer cómo escriben, cómo leen, cómo se comunican en ella, es lo que se llama proceso de enculturación de la nueva cultura, que es muy diferente al colegio”, explica.
En el caso de Medicina se abre todo un desafío para las docentes, dado el alto nivel académico de las y los estudiantes que acceden a la carrera. “Estos cursos tienen un componente nivelador, que busca homogeneizar la cohorte, porque los estudiantes vienen de distintas realidades escolares, pero en el caso de Medicina son estudiantes de excelencia en general”, señala.
Para Solange Gorichon, profesora experta en aprendizaje y docente de la asignatura en San Felipe, este curso es clave para cualquier profesional. Particularmente, para las y los estudiantes de medicina tiene que ver con el desarrollo de pensamiento crítico.
En términos de avance de esta primera versión señala que los estudiantes son muy buenos, con muchas habilidades lingüísticas, de oralidad y de pensamiento crítico. “Durante el curso pudieron escribir artículos que les permitió salir de la mirada clínica y verse a sí mismos como futuros médicos que se insertan en el territorio. Nuestro foco fue desarrollar una escritura epistémica que permitiera pensar y pensarse, mirando críticamente los artículos”, devela.
En relación a las mejoras, Gorichon señala que es pertinente hacer algunos cambios en términos de contenidos y metodología y, por otro lado, ayudar a que la asignatura tenga sentido para los estudiantes, vinculando el curso con otras asignaturas y transversalizando ciertos elementos.
En San Felipe, el ramo es ofrecido por un grupo de cuatro docentes: una coordinadora especialista en aprendizaje, un lingüista, una socióloga y una profesora especialista en lenguaje.