Marco Antonio De la Parra: “Hay que leer el cuerpo antes de que se convierta en cadáver”
¿Qué debe hacer un médico? ¿Atender a su paciente con rigor y eficacia, sin preocuparse del lenguaje que utiliza, que cuando abunda suele estar plagado de mensajes distantes, desprovisto de todo cariño, incluso de todo contacto? ¿Aconsejar? ¿Más bien escuchar? ¿Acaso brindar contención, compasión o quizás compañía? ¿Preparar y prepararse para la muerte?
Éstas y otras interrogantes fueron el leitmotiv, cuando no la razón de ser, de la conferencia con la que el destacado psiquiatra, dramaturgo y escritor Marco Antonio De la Parra inauguró las actividades de celebración del 52° aniversario de la Escuela de Medicina de la Universidad de Valparaíso.
Titulada “La enfermedad y la palabra” —que a poco de iniciada el propio autor redefinió como un relato autobiográfico—, su intervención tuvo lugar en el Aula Magna Victorio Pescio y fue una auténtica invitación a los estudiantes y docentes de ese plantel a reflexionar y repensar el sentido y el fin que hoy, a su juicio, debería tener la profesión en la que los primeros se forman y los segundos ejercen y enseñan.
Frente a un público reducido —no por ello menos atento— que encabezó el decano de la Facultad de Medicina, Antonio Orellana, en compañía del director de la Escuela de Medicina, Rodrigo Vergara; el secretario académico de ésta, José Toro, y la presidenta del Centro de Estudiantes de la carrera, Sofía Marín, De la Parra surcó con la habilidad y el estilo provocativo e irónico que se le conoce los aires y océanos de realidades personales y familiares ligadas a sus experiencias sobre el tema, que no dudó en calificar de “retazos de cartas” entre el joven estudiante de medicina que fue y el oxidado analista que es hoy.
Palabras para sanar
Fruto de ese intercambio intelectual de correspondencia, el reconocido psiquiatra apeló a la necesidad de humanizar la medicina, la que en su opinión ha perdido el norte a punta de exámenes, fármacos, cirugías, tecnología, laboratorios, internet, sistemas y protocolos eficientes y centenares de tratamientos infinitos.
“Todo esto ha dado paso a una medicina aséptica. Cada paciente es una persona y detrás de cada enfermedad hay una historia. Yo diría, hay una biografía con enfermedad que requiere de atención, de cura, pero sobre todo de las palabras. Hay que leer el cuerpo antes que se convierta en cadáver; de lo contrario, como médicos solo seremos veterinarios del ser humano”, argumentó.
En esa línea, sostuvo que en las escuelas de medicina debiera existir una asignatura llamada “enfermedad didáctica”, que enseñe a los futuros médicos “el otro lado del estetoscopio”.
“Hoy todo se trata de trabajo, falta de tiempo, dinero, orgasmos y rapidez. Ya parece no haber pausas, no leemos (en silencio y si prisa, como debe ser) ni sobre lo santo ni lo profano. Trabajamos con lo más íntimo que tiene una persona, su cuerpo. Entonces, leamos, acerquémonos al arte, seamos más humanos… Descubramos la palabra que sane”, concluyó Marco Antonio De la Parra.
Las actividades de celebración del 52° aniversario de Medicina continúan este viernes 31, con la ceremonia de entrega de distinciones y reconocimientos a docentes y funcionarios y un homenaje especial a los egresados de la promoción 1998.