Cambios en la malla curricular en beneficio del estudiantado
Cambios importantes, que pretenden impactar en forma positiva en el bienestar físico y emocional de las y los estudiantes, se aplicaron a partir de este año al bloque curricular Profesionalismo y Práctica de la Medicina I de la carrera de Medicina.
Aunque se había iniciado un trabajo previo a la pandemia, desde septiembre de 2021, un grupo de docentes comenzó a reunirse en forma regular en una comisión junto a la directora de Escuela, Catherine Soto, para analizar las innovaciones.
“Era una necesidad sentida, ya que en nuestra malla no existía una suerte de autocuidado y compromiso con uno mismo”, sostiene la coordinadora del bloque en Casa Central, doctora Carolina Reyes.
El bloque curricular -que a partir del 2023 se llamará Autorregulación para el Profesionalismo y Práctica de la Medicina- se rediseñó y organizó en tres módulos: el primero de autorregulación, un segundo de mindfulness y un tercero de nutrición. Participaron en este proceso profesores de ambas sedes: Alejandro Barroso,Tamara Faride y Constanza Manríquez (primer módulo); Catherine Soto y Roberto Arístegui (segundo módulo), María Jesús Riveros, Cristina Saldías y Mariane Lutz (tercer módulo).
El módulo de autorregulación busca que las y los estudiantes realicen un trabajo de alfabetización emocional, es decir, de identificación de las emociones.
La docente coordinadora del bloque en San Felipe, María Paz Martínez, explica que “buscamos cuidar nuestras emociones, ir identificándolas, ponerles nombre. Las emociones pueden ser agradables o desagradables; no utilizamos términos como negativo o positivo, porque las emociones no son ni buenas ni malas per se”.
Esta asignatura tiene una doble dimensión, porque es también una herramienta para el encuentro clínico. “La idea es que todas las temáticas que trabajamos sean una herramienta de bienestar y desarrollo personal, y sirvan para la atención clínica”, agrega.
Consciencia, atención plena y nutrición
Un segundo módulo profundiza en Mindfulness con el psicólogo clínico, profesor Roberto Aristegui en ambas sedes; y el tercero aborda la nutrición, con el nutricionista Diego Bascuñán, en San Felipe; y Cristina Saldías y Mariane Lutz, en Reñaca.
“Este es un ramo que les quita la ansiedad y que lo pueden aplicar al día a día. Por ejemplo, en el primer bloque me pidieron ver técnicas de estudio y en el módulo de nutrición aprendieron cómo armar una minuta de alimentación saludable y conocieron técnicas para cocinar y ahorrar tiempo, ya que algunos estudiantes deben gestionarse su alimentación, porque no viven con su familia”, detalla Paz Martínez.
Las evaluaciones también son diferentes y buscan impactar en ellos y ellas. Escritos, bitácoras, ensayos, encuestas cualitativas son algunas de ellas. En San Felipe realizaron una feria abierta a toda la comunidad del campus, como término del tercer módulo, donde las y los estudiantes eligieron las temáticas a abordar. Cada grupo debió investigar sobre un tema, educar a la comunidad universitaria y diseñar una minuta de alimentación semanal.
Por último, Paz Martínez destaca que el bloque dialoga muy bien con los contenidos que los estudiantes ven en Salud y Sociedad, y en Introducción a la Clínica Médica I.
“Creo que lo interesante del ramo es que parte de una base que todo pasa por uno mismo y ese es un aporte a la salud y a un trato más humanizado”, concluye la académica.
Evaluación positiva
Los cambios en el bloque han sido muy bien recibidos por las y los estudiantes, quienes en la evaluación docente que realizaron a mitad de año refieren que “es una asignatura que calma la ansiedad, se agradece que esté en medio de la semana, les gustó reflexionar sobre sus propias emociones, aprenden con gusto y la profesora Paz Martínez es un lugar seguro”. La doctora Reyes comenta que las y los estudiantes de Casa Central indican que es un espacio de protección.
Catalina Hidalgo, estudiante y delegada del bloque en San Felipe sostiene que fue “una experiencia grata y sorprendente de nuestro primer año. Medicina es una carrera que, al igual que el resto, demanda mucho tiempo y dedicación, en donde existen asignaturas complejas y muchas veces nos agotan. Sin embargo, haber tenido la oportunidad de rendir PPM I, ayudó a que el estrés del primer año disminuyera, ya que hubo siempre un enfoque dirigido al alumno, existiendo módulos que nos ayudaban a organizar mejor nuestros tiempos, a encontrar momentos de paz, a cuidar nuestra alimentación, a no olvidar que no todo gira en torno a nuestras actividades académicas y sobre todo, recordándonos que tenemos que cuidarnos, porque además de ser profesionales de la salud en formación, somos personas que necesitan esos mismos cuidados que en un futuro queremos aplicarle al resto”.
Y agrega: “todo esto acompañado de profesores empáticos y preocupados de nuestras necesidades, gracias a ellos cada módulo se sintió como un descanso en medio de lo tormentoso que a veces puede ser la universidad. Es necesario destacar la labor de la coordinadora de la asignatura, la profesora Paz Martínez, quien desde el primer día se preocupó de hacernos sentir cómodos y logró generar un vínculo de confianza con el curso, que ayudó a que todo fuese más ameno”.
El desafío que se presenta es cómo incorporar esta innovación en los cursos superiores, y continuar en los siguientes niveles de dominio.
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