El destacado académico e investigador emérito había recibido el Premio al Mérito en Microbiología 2021.
Gran tristeza y pesar provocó en la Escuela de Medicina y en la comunidad académica de la Universidad de Valparaíso en general la muerte este jueves a los 85 años del destacado profesor emérito Eduardo Piontelli Laforet, pionero de la micología en Chile.
La información sorprendió especialmente a sus colegas y alumnos del laboratorio de Micología de ese plantel, que él fundó y donde ejerció la docencia y la investigación por más de cincuenta años, y cuyas dependencias seguía visitando con regularidad a pesar de estar formalmente retirado.
Hasta ellas acudió incluso durante los meses más complejos de la pandemia, para continuar estudiando y describiendo nuevas especies de hongos y microorganismos. “Esta es mi pasión, creo que nunca voy a poder dejar de venir, porque me hace feliz”, admitió él mismo en más de alguna oportunidad.
En octubre del año pasado, el Centro de Diagnóstico e Investigación de Enfermedades Infecciosas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Valparaíso le otorgó el Premio al Mérito en Microbiología 2021, en reconocimiento a sus sobresalientes aportes al desarrollo, la educación y la investigación en esa área para beneficio de las personas, las comunidades y la salud pública de Chile.
El galardón le fue entregado por el rector Osvaldo Corrales, quien en esa ocasión destacó su gran compromiso y múltiples contribuciones a las ciencias de la salud.
Trayectoria y legado
El profesor Eduardo Piontelli estudió Odontología en la sede Valparaíso de la Universidad de Chile, antecesora del actual plantel de la UV. Sin embargo, decidió dejar de lado esa disciplina para seguir su pasión de siempre: la microbiología y, en particular, el estudio de los hongos.
Fue así como en 1969 puso rumbo a Italia para estudiar micología en la Universidad de Pavía, donde se formó bajo el alero del laureado y reconocido Giuseppe Caretta (nombrado profesor ad honorem de la Facultad de Medicina UV en 1997), quien con el tiempo no solo se transformó en su mentor sino también -por propia confesión- en un auténtico segundo padre.
“No puedo olvidar el primer día que recibió a un asustado novato aprendiz de micólogo de la Universidad de Valparaíso de 32 años en su oficina en Pavía, llena de libros y cultivos de hongos. Su afable presencia y la simpatía que lo caracterizaba me tranquilizó al emplear en nuestra larga conversación las palabras necesarias que me darían las esperanzas para futuros encuentros. Fue un día que cambió mi vida en la parte científica; había encontrado el eslabón necesario para aprender esta difícil disciplina que es la micología. El tiempo fue generoso y desde esa vez pude retornar prácticamente todos los años en la época de mis vacaciones universitarias, contento de tener un maestro que no cerró ninguna puerta en mi constante aprendizaje, entregando todo sus conocimientos con pasión y entusiasmo. Cómo no estar agradecido. Su legado sigue vivo y seguirá mientras pueda transmitirlo en la enseñanza en muchos de mis alumnos”, escribió en la reseña que tituló “Un adiós a mi querido maestro y amigo”, con motivo de la muerte de Caretta en 2015.
Tras volver a Chile a comienzos de la década de 1970, Piontelli -junto a la doctora María Alicia Toro- creó la cátedra y el laboratorio de Micología de la entonces sede de la Casa de Bello en Valparaíso, actual Escuela de Medicina de la UV.
Y en 1982, bajo la enseña de la Cruz del Sur, fundó el Boletín Micológico UV, al tiempo que ejerció como coeditor de la Revista Iberoamericana de Micología.
Su sucesor y discípulo, el médico infectólogo Rodrigo Cruz, lamentó profundamente su partida, al tiempo que destacó sus considerables y valiosos aportes. “El profesor Piontelli fue un gigante. Un hombre de ciencia riguroso, pero a la vez y antes que todo una gran persona, siempre dispuesta a enseñar a otros lo que él sabía. ¡Y por Dios que sabía! Publicó gran cantidad de trabajos en distintas revistas nacionales y extranjeras, además de varios libros de la especialidad que hasta hoy son de consulta diaria en distintos laboratorios. Asimismo, descubrió y describió decenas de especies fúngicas a lo largo de su carrera, mientras en paralelo ejercía la docencia en un campo en el que, sin duda, fue pionero en Chile. Y lo fue sin quererlo, porque era de una gran humildad. Él logró transformarse en un verdadero maestro que formó a varias generaciones de profesionales. Por esto y por tanto más, su muerte nos llena de tristeza. Lo vamos a extrañar, qué duda cabe. Su dedicación, su sabiduría y, sobre todo, su gran sonrisa. Confiamos en poder ser dignos depositarios del legado que él nos traspasó a su vez de sus queridos maestros”, dijo el doctor Cruz.
El rector Osvaldo Corrales, en tanto, recordó que “fue hace solo siete meses cuando me tocó entregar un premio al profesor Piontelli por el aporte tan relevante que él hizo al desarrollo de nuestra sociedad y en esa oportunidad pude ser testigo de la admiración que sus pares lo profesaban por su notable trayectoria y también por sus cualidades personales. A él le cabe en propiedad la calificación de pionero, ya que tras estudiar micología en Europa, volvió a Chile a volcar sus conocimientos y formar a cientos de nuevos especialistas, transmitiendo, además, su saber a investigadores de otros países. Eduardo Piontelli encarnó, asimismo, el espíritu de nuestra universidad, puesto que ni siquiera la pandemia pudo frenar su pasión por la investigación y semanalmente se le veía llegar al laboratorio de Micología a continuar con sus descubrimientos. Vayan, entonces, mis más sinceras condolencias para sus familiares, amigos y toda la comunidad de la Facultad de Medicina”.
Por su parte, el decano de la Facultad de Medicina, Antonio Orellana, valoró y destacó la figura de Piontelli. “Que nuestro pesar no nos haga olvidar su herencia. El profesor Piontelli fue y seguirá siendo un ejemplo para todos quienes pudieron compartir sus experiencias, conocimientos, pasión, compromiso y rigor científico. Nuestras condolencias a su familia y seres queridos”.