Investigación indica la importancia de la medición de los lípidos durante el embarazo, especialmente en casos de diabetes gestacional
Una charla de investigación acerca de diabetes gestacional e hipercolesterolemia y su impacto en la vasculatura fetoplacentaria, dictó la Dra. Susana Contreras de la Pontificia Universidad Católica de Chile en el Campus San Felipe para estudiantes, docentes y tutores clínicos de Medicina y otras carreras de la salud. La científica fue invitada por el Dr. Fabián Pardo, docente de la Escuela de Medicina.
La investigación -que se encuentra financiada por el proyecto Fondecyt Postdoctoral 3180442- contempla la medición de lípidos durante el embarazo, pese a que las guías del Ministerio de Salud no lo indican. “La literatura internacional indica que cuando se miden los lípidos a lo largo de los embarazos diabéticos, en la mayoría de estos embarazos hay alteraciones del metabolismo de los lípidos, que principalmente están dadas por el aumento de los triglicéridos”, dijo.
En el proyecto, la Dra. Contreras detectó -junto a otros investigadores- una alteración en el colesterol total y triglicéridos desde el primer trimestre hasta el tercer trimestre, al medir los lípidos en mujeres embarazadas con diabetes mellitus gestacional. “Observamos que la dislipidemia que presentan estas mujeres es de las más malas, porque tienen los niveles de colesterol bueno bajo”, expresó.
Sostuvo que está descrito que, en el sustrato patológico de la diabetes gestacional, así como en la hipercolesterolemia durante el embarazo, la vasculatura fetoplacentaria se ve dañada, pero nadie ha descrito qué pasa al tener alterado el colesterol en un embarazo diabético. “En la investigación hemos demostrado que tener los lípidos alterados perjudicaría aún más las vasculatura fetoplacentaria en estas madres que ya presentan diabetes”, observó.
Si bien no hay estudios prospectivos de niños nacidos de madre con diabetes gestacional, “hay uno donde se miden las lipoproteínas de los neonatos de embarazos diabéticos, en el que se demostró que hay una alteración de enzimas antioxidantes que son transportadas en las lipoproteínas buenas (HDL), lo que podría ser la respuesta de por qué son más proclives a desarrollar lesiones ateromatosas”, comentó.